(Español) José Jiménez Lozano: “Un pintor de Alejandría”
José Jiménez Lozano: «Un pintor de Alejandría». Encuentro. Madrid. 2010. 125 pgs
Un relato encantador, donde lo que se cuenta no es quizá tan importante como el modo de contarlo. Porque el modo, la forma, ofrece momentos fascinantes donde uno se delicia con el castellano directo, claro y castizo de Jiménez Lozano. Y siempre que lo leo, en sus fábulas y dichos, donde circulan juglares y gentilhombres, posadas y pueblos atemporales pero telúricos, me convenzo que nadie mejor que él se mereció el galardón del premio Cervantes. Porque o mucho me equivoco o el escritor abulense parece querer imitar al mayor literato de Castilla, y no sería de extrañar que entre sus refranes y sabidurías, y en los campos de Guadalajara o Soria –que tampoco consta con claridad- surgiera como interlocutor el ingenioso hidalgo, o algunos de los personajes de las Novelas Ejemplares.
Aquí están relatadas, en este pequeño pero notable libro, las peripecias de Teón, pintor de Alejandría, que es contratado para restaurar las pinturas deterioradas de la iglesia del pueblo. Y no solo sus aventuras, sino sobre todo las razones de lo que pintar se deba, y lo que convendría evitar. Porque siendo el pintor famoso, «testificado ante escribanos y notarios, y por las largas colas de gente para contemplar las pinturas y sentirse gusto en la vida y en la muerte», también es verdad que todo requiere su límite y cordura, como bien lo advierte el cura don Absalón: «Este alejandrino no es capaz de comerse un buen torrezno ni de aguantar a pie quieto un ‘Dies irae’ entero». Jiménez Lozano mezcla lo divino y lo humano, con la naturalidad propia de quien en mucho tiene los detalles de la vida, y lo relata con su prosa impecable, original y llena de humor. Un verdadero clásico de las letras castellanas, un escritor a la vieja usanza.