Julián Marías: España Inteligible. Razón Histórica de las Españas.
Julián Marías: España Inteligible. Razón Histórica de las Españas. Alianza Editorial. Madrid. 2014. 421 págs.
Este año, las vacaciones de verano llegan con la invitación de zambullirme en esta obra cumbre del filósofo español, que reposaba hace tiempo en mi estantería. Imposible resumirla, temeroso comentarla, porque su lectura es casi una experiencia fenomenológica, vitalista. Hay que leerla para saborearla, disfrutarla y, sin duda, aquilatar las reflexiones que provoca. Por tanto, anoto desordenadamente párrafos que fui marcando, salpicados de tímidas glosas anotadas al margen.
El autor sitúa el propósito de la obra con decisión: “La preocupación por la condición española parece un ingrediente esencial de la realidad de España, a diferencia de lo que sucede con otros pueblos, que sólo ocasionalmente se vuelven con inquietud y zozobra a preguntarse por su propia realidad. Se trata de mirar esa realidad desde dentro, sin ejercer violencia sobre ella; de abandonarse a sus líneas reales, a sus transformaciones. Preguntarse por la historia de España, y por la España que hubiera podido ser, no es imaginar la ausencia de invasiones -Cartagineses, invasiones bárbaras y árabes- sino preguntarse por la reacción: si en vez de ser la que fue, la reacción hubiera sido otra”. En la reacción -que en el fondo es como vocación delante de las circunstancias -es donde Marías busca la inteligibilidad de España. Es justamente la respuesta a los desafíos lo que, en su opinión, acaba construyendo la España que hoy contemplamos.
Vocación y circunstancias, donde Marías invoca a su maestro, Ortega: “La vida no es sin más ni más el hombre, es decir, el sujeto que vive. Sino que es el drama de ese sujeto al encontrarse teniendo que bracear, que nadar náufrago en el mundo. La historia es la reconstrucción de la estructura de ese drama que se dispara entre el hombre y el mundo”. Y prosigue con una contundente afirmación: “La vida se mueve entre dos elementos que no se eligen: uno de ellos es la circunstancia, que nos es impuesta, con la cual nos encontramos, queramos o no; la otra, la vocación, que no nos es impuesta, porque frente a ella somos libres, pero que nos es propuesta, y si somos infieles a ella, una vez que la hemos ido descubriendo, la consecuencia es la inautenticidad, la falsedad de nuestra vida”.
Antes de adentrarse en la “respuesta histórica a las circunstancias” que será el factor constructor de España, el filósofo nos pone em guardia sobre comentarios venidos de gente ilustre (por ejemplo, Montesquieu) que pretenden explicar el todo, en su caso, la realidad de España, interpretándolo desde un hecho que es una porción insignificante de la realidad; dando una atención exclusiva a hechos parciales, con frecuencia minúsculos. Aclarado esto, avanza en su análisis.Read More