Cuando Pedro me Hablaba

Empezaba estas letras y le había colocado “Semblanza de Pedro”. Pero no me parece correcto. Pedro era mucho más que lo que estas líneas pueden revelar. Por eso, le he cambiado el título, y lo he puesto más personal. Son las cosas que Pedro me decía por carta. Mejor parece pues, llamar a estas anotaciones “Cuando Pedro me Hablaba”. Y así lo he hecho. Es una deuda que tengo anotada desde el 15 de Septiembre: no en la agenda, sino en el corazón.
Cuando me cambie de casa en 1988, después de 12 años en Pinheiros, cometí el error de no guardar la correspondencia que tenia de los 13 años que llevaba en Brasil. Son inconsciencias de la juventud a las que la prisa, el poco sitio, el cambio total de escena se aliaron para que no guardase lo que siempre importa, y mucho: las memorias. Hoy, sin duda, no haría eso. La semblanza que escribí de Papá –también reconstruida con correspondencias a partir de 1988- prueba que hay que guardar estas cosas. Guardarlas, atesorarlas como dicen los ingleses “treasure”, indicando que se deben guardar cerca del corazón, como un tesoro, los recuerdos, las cartas, en fin, las manifestaciones de cariño.

Por eso, las primeras correspondencias que guardo de Pedro –las más antiguas- son un par de Cristmas de los años 79 y 85. Quizá porque me acostumbré a guardar los Cristmas a parte, y no en las carpetas ordinarias de cartas. No dejaba de escribirme, aunque reconocía que “la había pillado el toro de nuevo, y más que una felicitación de Navidad era de Epifanía”. Y en otra, con fecha de Nochevieja: “veo que sigues tan formal en esto de escribir y yo sigo tan incorregiblemente mal en este mismo punto: unos tanto y otros tan poco”. Sin perder el buen humor. ¡Nunca!. Es lo mismo que comenta en otra, con fecha de 1 de Enero: “Como ves lo mío no tiene remedio (al menos no parece inmediato). Entre el final de la 2a evaluación que siempre coge antes de Navidad y el curso de retiro del 25 al 31, estoy “fuera de juego”. Además, para más ‘Inri’, yo no le doy con fluidez a la máquina y mi letra no mejora por el momento. Vamos, que con el resto de la familia he salvado las circunstancias más o menos a tiempo pero contigo las distancias me han dejado todavía en más evidencia”.

Otras cartas de los años 80, donde me dice “puede verse por la fecha (31-Marzo-88) que me ha vuelto a pillar el toro (expresión taurina o de encierro sanferminesco). Pero me he estado acordando mucho de ti todo el día para suplir el retraso de mi felicitación…A ver si me porto mejor en lo de escribir (no sé, no sé….la gente mejora pero no cambia)”. Esta expresión de Pedro la he utilizado después muchas veces en charlas con los amigos, con alumnos y compañeros, porque estimula a tener paciencia con uno mismo. No recordaba de donde la había sacado, y ahora veo que es de una carta de hace 20 años. Y me quedó grabado. Lo dicho: hay que atesorar estas cosas.
